Antes de nada os presento a mi amigo el espectro electromagnético (no, no es un fantasma):
En este gráfico se ven la mayor parte de los tipos de ondas que conforman el espectro. Podréis reconocer las ondas de radio o las microondas, de altas longitudes de onda, por encima del infrarrojo; o los rayos X por debajo del ultravioleta, de menor longitud de onda. Seguro que todas estas palabras os suenan, pero lo que a nosotros nos interesa en este momento es esa pequeña parte señalada como visible. A pesar de lo enorme que es el espectro electromagnético, nuestro ojo sólo puede percibir esa pequeña franja. Seguro que podéis reconocer los colores del arco iris en la parte ampliada.
La combinación de estos colores hace que nosotros veamos la luz del sol blanca. Cuando llueve, a veces la luz del sol atraviesa las gotas de agua, que actúan a modo de prisma produciendo la separación de la luz blanca en los siete colores que componen el arco iris.
El que no tiene su propio arco iris es porque no quiere.
Pues bien, esto es lo mismo que ocurre en las capas altas de la atmósfera. El aire está compuesto principalmente por oxígeno (21%) y nitrógeno (79%). Cuando los rayos de sol chocan con estas moléculas, el color rojo, de mayor longitud de onda, pasan a través sin apenas chocar con ellas. Sin embargo, la menor longitud de onda del azul hace que choque con mayor frecuencia con dichas moléculas. Para que se pueda entender bien, es como si estos rayos se movieran en zig-zag. Cuanto mayor es la longitud de onda, mayor es la curva de ese zig-zag y por ello es más difícil que acierte a chocar con una molécula del aire.
Ya no volverás a engañarnos, cielo.
Ya sé lo que estáis pensando. Y este atardecer tan rojo a qué se debe. Vamos a pensar un poco. Cuando el sol está en lo más alto, los rayos atraviesan la atmósfera casi perpendicularmente. Sin embargo, cuando está atardeciendo o amaneciendo, el sol penetra la atmósfera inclinado, de modo que el recorrido de los rayos es mayor a través de la atmósfera. El número de moléculas con las que puede chocar la luz es muchísimo mayor
Lo que provoca este hecho es que los rayos de menor longitud de onda se dispersan completamente, de modo que casi no llegan a la tierra, quedando solo los rayos rojos. A nuestros ojos sólo llegará el rojo. Además, como hay tantas moléculas con las que chocar, la probabilidad de que choquen los rayos rojos es mayor y por tanto su dispersión provoca el característico color rojo-anaranjado del sol sobre el horizonte.