sábado, 10 de agosto de 2013

Miel de colores

Todos sabemos de qué color es la miel, me refiero a ese tono entre anaranjado y dorado que la hace tan apetecible. De hecho, ese color es tan característico que si nos dicen que algo es de color miel no necesitamos más explicaciones. Bien, qué ocurre si un día las mismas abejas que unos apicultores llevan años criando, empiezan a producir miel de distintos tonos: diferentes tonalidades de azul, algún tono verde e incluso miel roja.




Pues no Giorgio, de nuevo te equivocas, aunque es verdad que algo parecido debieron de pensar las apicultores que recogieron esta miel tan curiosa. Esto ocurrió hace unos meses en un pueblo del noreste de Francia.

 Las abejas recogen el néctar de las flores. Este néctar no está ahí por casualidad. Mientras las abejas y otros insectos polinizadores son atraídos por el dulce néctar, las partículas de polen van a quedar adheridas a su cuerpo transportándolo de una flor a la siguiente y de este modo contribuyendo a la polinización de dicha flor.

Es el caso más simple de cooperación entre especies. Las abejas toman el néctar de la flor para hacer la miel de la que se van a alimentar sus larvas y la flor se garantiza que su material genético va a pasar a la siguiente generación.

En este punto, un ser humano avispado se da cuenta de este proceso y decide que va a proporcionar un hogar a las abejas para que produzcan su miel y de paso se la queda para provecho propio. Amigos, ha nacido la apicultura. Y llegamos de nuevo a nuestros apicultores franceses que encuentran que su miel ha cambiado de color y que además no va a poder comercializarse por no cumplir los patrones de calidad.

 
Foto de un panal con la miel de colores.

Esto tuvo que ser lo que más les dolió y por eso empezaron a investigar. Resulta que las abejas normalmente trabajan en un radio de aproximadamente un kilómetro y medio, pero si pueden conseguir los azúcares que necesitan de un modo más sencillo, pueden ir más allá. Es lo que ocurrió en este caso, cuando las abejas viajaban hasta 4 kilómetros para recoger el azúcar de una fábrica que se dedicaba a tratar los desechos producidos en la fabricación de M&M's. Sí, nos referimos a las pastillitas de colores rellenas de chocolate. Sorprendente.


Al tener el azúcar tan a mano, el trabajo de las abejas se simplificó, aunque tuvieran que desplazarse mucho más lejos de la colmena, en contra de sus costumbres. El problema o quizás lo curioso de este hecho, es que los tintes naturales que acompañaban a este azúcar también tintaron la miel, dando lugar a esta noticia tan sorprendente.

Estos animales son increíbles. De ellos depende la polinización de muchas especies vegetales, incluyendo muchos cereales que son fundamentales para el ser humano. Se atribuye a Einstein la frase que dice que si las abejas desaparecieran de la tierra, el hombre tardaría sólo 4 años en seguir el mismo camino. Tiene lógica, ya que los cultivos más importantes de cereales dependen de este pequeño insecto y de su labor polinizadora. Imagináos las hambrunas que podrían producirse, con todo lo que conllevaría. Creo que Einstein es alguien a quien debemos escuchar, ¿no? De hecho, en los últimos años las abejas están desapareciendo. No se sabe muy bien el motivo, pero su población esta disminuyendo alarmantemente en todo el mundo. En algunos casos se ha observado que simplemente se alejan de las colmenas para volar sin rumbo fijo hasta morir.

Afortunadamente, no hace mucho que Greenpeace ha conseguido que Europa prohiba ciertos pesticidas tóxicos que se sabe que afectan directamente a las abejas. Por supuesto, no sin la oposición de grandes empresas que prefiero no mencionar, aunque os recomiendo que leáis el enlace anterior, donde son señaladas con nombre y apellidos.